La huella es de todos
Tener un planeta en el que se pueda habitar en el futuro es un gran desafío. Trabajar por disminuir el cambio climático no es solo responsabilidad de los gobiernos. Seres humanos, academia y empresas deben trabajar para lograrlo.
Por Duglas Balbín V.

Cada vez más personas piden a domicilio. Statista estimó que en 2022 las compras online de comida preparada movieron USD360 millones en Colombia. Y en 2021, Market Team reveló que en las seis grandes ciudades siete de cada diez personas hicieron algún pedido de comida en los quince días precedentes a la encuesta.
Eso que le facilita la vida al consumidor, preocupa por la estela invisible que deja, pues es uno de los hábitos que más contribuyen a la emisión de gases invernadero, causantes del calentamiento global y el cambio climático.
Tales desafíos exigen renuncias y transformaciones para bajar las emisiones y apuntar al objetivo de la ONU de cuidar la habitabilidad planetaria. Según lo advertido en 2018 por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) se requiere bajar en 45 % las emisiones de dióxido de carbono (CO2) con respecto a lo observado en 2010 y también capturarlo de la atmósfera. La meta para 2050 es la neutralidad.
¿Es posible? o ¿el propósito le quedó grande a la humanidad? “No está cerca”, afirma la ingeniera metalúrgica y doctora en Ciencia de los Materiales Claudia Palacio Espinosa. La razón, cambiar la mentalidad humana es difícil y se deben permear los hábitos de las comunidades. Se requerirán varias generaciones y definir múltiples niveles de remoción de carbono y de reducción de la huella, puntualiza.
Para la docente e investigadora, conseguir indicadores satisfactorios demanda el compromiso de todos. “Por ejemplo, si los hábitos de consumo contribuyen a que la huella de carbono esté tan alta, entonces las áreas de mercadeo tendrían que pensar estrategias de publicidad encaminadas a la preservación del planeta y a unos hábitos de consumo saludable para las personas”. Y el deber de los científicos, dice, es proveer conocimiento y ayudar a que la gente comprenda mejor cómo aportar y qué impacto tienen sus prácticas en los ecosistemas. “Lo que hacemos son ayudas para un problema que ya se generó, pero que sigue creciendo. Pueden no ser suficientes”, admite.
Desde la academia, Palacio trabaja para que la perspectiva del mundo no sea más dramática. Lleva una década en proyectos encaminados a contribuir a la descontaminación del aire. Uno de ellos, adelantado por EAFIT, la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación se originó en la preocupación por las contingencias ambientales en Medellín y arrojó fruto en 2022. Comenzó en el semillero de materiales de Ingeniería Física y, aunque la búsqueda apuntó a una solución para los ladrillos porque es un material común en los acabados de muchas construcciones, fue más allá y obtuvo una “Tecnología de Modificación Superficial de Materiales de Construcción”, con cuya aplicación en fachadas, tejados, mampostería y en todo lo que pueda estar en contacto con el aire, se logra reducir hasta en 60 % los gases contaminantes que estén en esas superficies.
Mientras sigue explorando, espera que en la industria de la construcción alguien adopte esa tecnología o que aparezcan los estímulos gubernamentales para facilitarlo, entendiendo que el resultado más significativo será en la salud pública. “Lo que se podría lograr es reducir problemas de salud pública en gran proporción, ya que muchos están originados en la exposición a la atmósfera que tenemos: respiratorios, de piel, cánceres, hay muchas enfermedades que se podrían prevenir si tuviéramos mejor calidad de aire”, argumentó.
La humanidad tardará varias generaciones para cambiar sus hábitos y modificar ciertos esquemas de pensamiento, que impiden que mejoremos en la reducción de la huella que hoy generamos.
Grandes empresas lo están haciendo
Alianzas para cuidar el planeta
Hace 15 años Argos amplió su apuesta por la investigación y la innovación con el propósito de desarrollar capacidades y escalar la captura de dióxido de carbono mediante microalgas para producir biocombustible. Esa iniciativa, en la que participan las universidades EAFIT y de Antioquia, obtuvo dos patentes de invención de la Superintendencia de Industria y Comercio y contribuye a la reducción de emisiones efecto invernadero.
Muy cerca del proceso está Alex Sáez Vega, doctor en Ciencias Químicas y profesor del Departamento de Ingeniería de Procesos. En su opinión, globalmente es utópico reducir significativamente la huella de carbono, pero es posible en empresas que tengan la voluntad de hacerlo.
Por ello resalta del proyecto con Argos, que el trabajo universidad-empresa ha dejado logros como personal calificado, publicaciones y patentes, visibilidad, transformación de la vida de muchas personas en pregrado y posgrado y dos productos cercanos a un producto final. Porque, deja claro, la captura de CO2 debe avanzar hacia biomasa y generar valor agregado.
Este investigador considera que los esfuerzos y recursos que destina una empresa para disminuir la huella de carbono la ponen en el radar como innovadora, sustentable, amigable. Y destaca la disposición para mantener el proyecto con microalgas, aumentar sus alcances y no dejar que pierda el impulso y se quede en los anaqueles, sino que se convierta en productos visibles para que efectivamente haya reducción en la huella.
ISA tiene una meta ambiciosa
En enero, el Icontec le otorgó a ISA la certificación de carbono neutralidad para la operación y mantenimiento de activos en 11 de sus empresas. Un hito en el camino que transita desde 2011 para enfrentar el cambio climático. En ese año se propuso medir, reducir y compensar las emisiones; en 2018 alineó sus metas de disminución con los objetivos de la Estrategia ISA2030 y en 2021 se empeñó en lograr la certificación, cuya vigencia es de tres años y cubre los negocios de transmisión, telecomunicaciones y concesiones viales en Chile, Brasil, Bolivia, Perú y Colombia.
“Este es el tipo de cosas que ayudan a cambiar la cultura organizacional porque implican planes de reducción de consumo: de energía, agua; la disposición de residuos, la movilidad sostenible, el teletrabajo”, resalta María Adelaida Correa Ruíz, directora corporativa de Sostenibilidad de ISA, al explicar la importancia de alcanzar la certificación.
Pero hay otros desafíos como avanzar hacia carbono neutralidad en la etapa constructiva. Y el reto mayor será carbono neto cero, es decir, el máximo posible de disminuciones de la huella (90 a 95 %) y el mínimo de compensaciones. “Nos estamos preparando, trazando una senda de reducciones anuales que necesitamos recorrer para llegar lo antes posible, con información basada en ciencia”, explica María Adelaida Correa.
De cara al futuro, para la compañía es fundamental la adaptación. Correa dice que se van a requerir inversiones grandes para tener una infraestructura resiliente a las condiciones que se han potenciado con el cambio climático, como la velocidad de los vientos, pero hacia allá transita ISA.

«Lo que hacemos son ayudas para un problema que ya se generó, pero que sigue creciendo».
Claudia Palacio Espinosa, ingeniera metalúrgica y doctora en Ciencia de los Materiales
Ideas con futuro: otras iniciativas que acompaña EAFIT
Valoración de productos obtenidos con captura de CO2
Incubadora Santander mediante microalgas, captura de CO2 y generación de nuevos productos con valor agregado. Planta de Caloto, Cauca.
“Interacciones entre cuencas, mar y comunidades”
Busca reducir riesgos de contaminación y responder al cambio climático en comunidades costeras. Financiado por IDRC de Canadá y Corporación Cardique.
Programa Expor2
Pretende poner en marcha un modelo detallado y personalizado para cuantificar y entender la exposición humana a los contaminantes atmosféricos en contextos urbanos.
Programa Energética 2030
Trabaja en frentes como generación eólica y fotovoltaica, movilidad eléctrica, construcción sostenible y mecanismos complementarios a la regulación y que contribuyan a la eficiencia energética.
Proyección térmica.
Pretende contribuir a la mayor eficiencia y sostenibilidad en las industrias, a través del reemplazo del recubrimiento con cromo hexavalente por proyección térmica por plasma atmosférico.
* Este artículo se contruyó con el aporte de Claudia Palacio Espinosa, profesora de EAFIT; Alex Sáez, profesor de EAFIT y María Adelaida Correa, directora corporativa de Sostenibilidad de ISA